IV Edición: Recursos energéticos & mineros

La Cuarta Revolución Industrial ya comenzó

Por Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial

Esta vez, sin embargo, el desafío no es sólo geopolítico y económico. Estamos experimentando un cambio fundamental en la manera en que los individuos y las sociedades se relacionan entre sí. Y, al entender este cambio, podemos influir de modo positivo en su resultado. Lo primero que hay que reconocer es que estamos atravesando la Cuarta Revolución Industrial (4RI) en la que las empresas, las economías, las sociedades y la política se están transformando de manera esencial.

Desde la primera vez que conceptualicé la idea para la reunión anual del Foro Económico Mundial en 2016, lo he manifestado claramente: no basta con enmendar nuestros procesos e instituciones existentes. Por el contrario, necesitamos rediseñarlos para que podamos capitalizar la abundancia de nuevas oportunidades que nos esperan, evitando a la vez el tipo de disrupciones que presenciamos hoy en día. Si esperamos o dependemos de soluciones rápidas para reparar las deficiencias de sistemas caducos, las fuerzas de cambio naturalmente evadirán estos sistemas y desarrollarán su propia dinámica y sus propias reglas.

La 4RI ya está transformando nuestros sistemas económicos de varias maneras. Por empezar, el mundo físico está siendo eclipsado por un nuevo mundo digital, interconectado, integrado y virtual con una economía circular y compartida. La industria está siendo revolucionada por la automatización, la localización y la individualización –que, en su conjunto, harán que las cadenas de suministro tradicionales se tornen obsoletas-. La competencia se basa cada vez menos en los costos y está cada vez más impulsada por la funcionalidad y la innovación.

Pronto, las economías de escala ya no ofrecerán las ventajas que alguna vez ofrecían. El recurso más precioso será el talento, no el capital tradicional.

La 4RI también está depositando poder y recursos sin precedentes en las manos de apenas unas pocas corporaciones. Las empresas digitales líderes de hoy están reformulando las vidas cotidianas de la gente y alterando los patrones sociales tradicionales de maneras que el comercio convencional nunca pudo hacerlo. De ahora en adelante, el dominio de la inteligencia artificial (IA) y de los datos, y la capacidad para operar plataformas voluminosas a través de un liderazgo en materia de sistemas inteligentes, determinarán el poder tanto corporativo como nacional.

Al mismo tiempo, los patrones de empleo e ingresos se verán transformados por la difusión de la automatización impulsada por IA. Los empleos cada vez más se autogenerarán a través de ecosistemas innovadores.

La mano de obra tradicional será reemplazada por retornos devengados de tareas creativas, capital de riesgo y la ventaja de llevar la iniciativa. Las interacciones económicas globales
ya no pueden compartimentarse en comercio de bienes y servicios, transacciones
financieras e inversiones. Todos los flujos económicos están integrados en un sistema único de intercambio de valor tangible e intangible transfronterizo. En lugar de gravar la mano de obra, los gobiernos tendrán que empezar a gravar a los monopolios de plataformas y a los mecanismos de creación de valor que estén arraigados en la nube.

En los años venideros, los presupuestos nacionales cada vez más se destinarán a desembolsos para la infraestructura física y lógica necesaria para ofrecer ecosistemas para la innovación y la recapacitación y mejora de la formación de la mano de obra, así como programas sociales para apoyar a los trabajadores en la transición económica que está en marcha.

Una prioridad clave debe ser adaptar la educación a las demandas de la 4RI. Se debe poner énfasis en alimentar la creatividad, el pensamiento crítico, el alfabetismo digital y una capacidad para la empatía, la sensibilidad y la colaboración –que serán necesarias, en todos los casos, para garantizar que la tecnología siga estando subordinada a nuestras necesidades y no al revés-. Es más, los sistemas educativos tendrán que estar más orientados para un aprendizaje de por vida, tanto a través de métodos digitales como del desarrollo y la formación personalizada presencial.