IV Edición: Recursos energéticos & mineros

La experiencia internacional apunta a un regreso por etapas a la reactivación comercial

En la última semana países europeos, que han registrado un confinamiento total y que apenas van saliendo del pico de los contagios, comienzan a autorizar la apertura de algunos comercios, pero ni todos, ni en todas partes.

En República Dominicana, donde el COVID-19 no ha alcanzado su máximo nivel, el gobierno ya habla con empresarios sobre cómo será la reactivación después de la pandemia. Algunos voceros del gremio empresarial incluso se han atrevido a proponer la reactivación inmediata de actividades económicas, aun cuando no hay señales de que el nuevo coronavirus esté amainando en el país.

De acuerdo a las estimaciones económicas publicadas esta semana por organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, la economía dominicana no será de las más afectadas en América Latina y el Caribe por el COVID-19. Para el FMI la contracción de la actividad económica en República Dominicana sería de -1 %, mientras que el Banco Mundial habla de un crecimiento plano de 0 %.


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El Banco Central, por su parte, no se atreve aún a dar estimaciones sobre lo que podría ser este año para el país, y su gobernador, Héctor Valdez Albizu, dijo no contar ni siquiera con los datos preliminares de marzo pasado.

 

Esta semana el director del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, dejaba claro el dilema entre la salud y la economía: la prioridad es la salud, y si los gobiernos deben endeudarse -siempre que sea de forma sostenible- tendrán que hacerlo con tal de que la crisis por el nuevo coronavirus quede atrás “con las menores heridas posibles” para los hogares y para las empresas.

El representante regional del FMI mencionó medidas de protección cruciales a la hora de enfrentar el problema económico que provoca el confinamiento parcial o total en América Latina y el Caribe, entre las que nombró el otorgamiento de subsidios incluso a los trabajadores informales -a quienes es más difícil proteger-, así como la extensión de los plazos a las personas y empresas para pagar sus préstamos y el aplazamiento en el pago de impuestos.

Y para todo ello se requiere dinero, justo en momentos en que los ingresos están cayendo por el parón de la actividad económica en todo el país.

¿Hay dinero para subsidios hasta que pase la pandemia?

Apenas comenzó a intensificarse la propagación del nuevo coronavirus en República Dominicana, el gobierno comenzó a dar pasos en la asistencia financiera a las familias, a través del programa Quédate en Casa y con el Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE), con el fin de atender a los más pobres y a los trabajadores formales afectados por la aplicación de medidas de distanciamiento social.

Ese programa de asistencia, que será por los meses de abril y mayo, cuesta unos 18,000 millones de pesos, según la estimación del Ministerio de Hacienda. Los recursos se obtuvieron por los excedentes de los fondos depositados en el Idoppril.

Paralelamente Hacienda solicitó 150 millones de dólares de una línea de emergencia que el gobierno firmó con el Banco Mundial hace casi tres años, mientras que el Banco Central anunció esta semana que pidió al FMI un financiamiento urgente por 650 millones de dólares, solicitud que será analizada por el fondo en los próximo días.

Otros recursos que podrían estar disponibles son 200 o más millones de dólares a través del Banco Internacional de Pagos, según indicó esta semana el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu.

Entre las tres fuentes de financiamiento internacional el país podría lograr unos 1,000 millones de dólares en préstamos de emergencia. En enero, cuando el coronavirus se concentraba en China, el gobierno dominicano ya había cubierto 87 % del endeudamiento externo permitido para todo el año.

Eso para atender la emergencia más urgente, concentrada en el desplome de los ingresos fiscales, del turismo y para atender la coyuntura. Para reactivar la economía, el Banco Central ha liberado hasta los momentos recursos por 100,000 millones de pesos a la economía, a través de la reducción del encaje legal bancario.

No se trata de un dinero liberado sin más. El plan es que la banca canalice esos recursos a los sectores más afectados por la crisis del coronavirus, o el Gran Confinamiento, como ya se le llama. En una medida que empezó con la prioridad sobre el turismo y los exportadores, la grave situación económica obligó a extender la canalización de esos recursos hacia micros, pequeñas y medianas empresas, con la idea de que ellos también obtengan préstamos con tasas de interés bajas que les permitan recuperarse cuando la pandemia quede atrás.

¿Cómo se reactivaron las actividades en otros países?

Esta semana los representantes de varios sectores económicos mostraron su inquietud por los profundos efectos que tiene el COVID-19 sobre sus actividades. Incluso el jueves una comisión de grandes empresarios se reunió con el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, para conversar sobre la apertura de las actividades comerciales post coronavirus.

Por su parte, empresarios más pequeños y medianos han hecho públicas propuestas para volver a la normalidad en algunos sectores, siempre manteniendo la distancia social. Por ejemplo, los empresarios de Santiago pidieron medidas concretas para reactivar la economía, como incentivos, eliminación de impuestos, establecer fondos de ayudas y más.

El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Pedro Brache, el de la Asociación Nacional de Empresas e Industrias Herrera, (Aneih), Leonel Castellanos, creen que puede concretarse una apertura gradual y controlada de negocios pequeños, siempre que las condiciones sanitarias lo permitan y sean seguras para los trabajadores.

Países sumamente afectados por el COVID-19, como China, España e Italia, todavía no se reactivan por completo. Esta semana, confiadas en que la curva de contagios se comienza a aplanar, las autoridades españoles comenzaron a autorizar el regreso de sectores económicos no esenciales a la vida diaria, pero condicionado a que la crisis sanitaria siga superándose.

Las tres premisas en los casos de España y también de Italia y China son que se mantengan el distanciamiento, un aforo adecuado y medidas de higiene.

Italia ha sido más prudente que España. Apenas será el 4 de mayo cuando entren en una nueva fase de reapertura comercial. Hasta ahora se permite operar a las farmacias y supermercados, que nunca cerraron durante el confinamiento total, y ahora a las librerías, papelerías y tiendas de artículos para bebés.

Entre tanto, la provincia Hubei en China, donde el coronavirus comenzó en diciembre, no fue sino hasta finales de marzo cuando lograron recobrar cierta normalidad.

Lo cierto es que, aun cuando la incertidumbre se mantiene sobre el avance del COVID-19, ya hay señales de que por un tiempo la dinámica humana cambiará. Grandes empresas, como Facebook, cancelaron todas sus reuniones masivas de empleados hasta junio del año 2021.