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¿Esta su familia preparada para actuar ante un desastre?

En los últimos 15 años los eventos atmosféricos de mayor afectación al país han sido las tormentas Noel y Olga, el 28 de octubre y el 11 del mes de diciembre del 2007. Estos fueron desastres que ninguno de nosotros olvidará; 64,096 personas fueron evacuadas, 1,526 rescatadas, 43 los desaparecidos y 73 personas perdieron la vida. El poblado del Duey en Villa Altagracia se destruyó, además de provocar el aislamiento de 39 comunidades en el sur del país producto de la crecida de ríos y caídas de puentes. La tormenta Olga dejó 14 fallecidos, 34,480 personas damnificadas y daños en 6,896 casas. Además de 76 poblados incomunicados. Los daños ocasionados por ambas tormentas ascendieron a más de RD$14,500 millones (equivalentes a 1.3% del PIB), según el MEPyD.

Vale destacar, que los fenómenos que esperaba causarían grandes daños a nuestro país eran Maria e Irma, septiembre del 2017, ya que ambos alcanzaron la categoría 5 en cuanto a su capacidad de destrucción, sin embargo, los dos fenómenos apenas rozaron el territorio dominicano, y por esto es fácil pensar que: "Nada como esto le podrá pasar nunca a mi familia". Pero la verdad es que los desastres suceden. Ahora nos encontramos en medio de la temporada de huracanes y cualquier cosa puede pasar.

A nadie le gusta pensar que pueda suceder una catástrofe, pero debemos pensar en la posibilidad y en lo que tenemos que hacer. La preparación supone un cambio importante; puede literalmente salvar vidas.

Para estar preparados, te dejamos saber dos medidas que pueden salvar tu vida y la de tu familia:

  1. Converse con sus hijos sobre las emergencias que pueden suceder, y como ellos pueden actuar ante estas situaciones.
  1. Enséñeles las medidas básicas a tomar en caso de un incendio, tales y como caminar en medio de cuarto lleno humo, usar un extintor, o tocar las puertas antes de abrirlas para ver si están calientes. Tenga un plan de evacuación en caso de incendio.
  2. Si usted vive en una zona afectada por huracanes, tornados o terremotos, hable con los niños sobre cómo reconocer sus señales y a dónde deben dirigirse.
  3. Cerciórese de que sus niños saben cómo marcar el 911 . Incluso niños muy pequeños pueden aprender a hacerlo, y esto podría representar la diferencia entre la vida y la muerte de cualquier miembro de la familia.
  4. Identifique un lugar fuera de la casa donde se puedan reunir y que este fuera de peligro (el llamado Punto de Reunión).
  5. Seleccioné una persona (preferiblemente alguien que no viva en la misma zona y pueda verse afectada por el mismo desastre) para que todos llamen en caso de que la emergencia los separe.
  6. ¡Practique! Esta es la mejor manera de asegurarse de que la información ha sido interiorizada. Realice simulacros en caso de incendios y de cualquier otro desastre que pueda ocurrir en la zona donde vive. Si tiene niños pequeños, trate de hacerlo como un juego, no se sentirán tan atemorizados y estarán más dispuestos a practicar con regularidad.
  1. Preparen juntos un kit de emergencia para la familia.

Tener  provisiones básicas  es crucial en caso de un desastre, pero en la tensión del momento, puede que no tenga tiempo o presencia de ánimo para reunirlas. A continuación, le presentamos una lista de los artículos más importantes que debe tener su kit de emergencia:

  •  Un botiquín de primeros auxilios.
  • Agua (2 galones por día por persona preferiblemente).
  • Linternas y baterías de respuesta.
  • Un radio que funcione con pilas (¡que ahora casi nadie tiene!).
  • Alimentos no perecederos, como los alimentos enlatados.
  • Utensilios de cocina desechables (vaso, cuchara, platos, entre otros)
  • Ropa, una toalla y artículos de aseo personal.
  • Algunas herramientas que pueden servir durante una emergencia
  • Bolsas plásticas herméticas para guardar documentos importantes.

 

Consejo: El bulto del kit de emergencias debe ser de un tamaño manejable, y que este en un lugar asequible en su hogar.

Sus hijos deben participar en la planificación y empaque, haga esta actividad a modo de juego. Recuerde revisar las fechas de caducidad y recuérdeles a los niños que deben revisarlas también. Entre más lo haga como algo normal y cotidiano, mejor.

Fuente

Jeffrey Medina Rivas