IV Edición: Recursos energéticos & mineros

El “kit de salud” que debes conocer 

1.    La contaminación del aire en nuestros hogares ha cobrado reconocimiento y prominencia en las agendas globales. Y es que, la exposición a altos niveles de contaminación puede aumentar el riesgo de infecciones respiratorias y afectar considerablemente la capacidad de los niños para concentrarse. “De acuerdo con el estudio realizado por el Fraunhofer Institute for Building Physics de Alemania, optimizar la ventilación y reducir los niveles de CO2 mejora más de un 15% las capacidades de los estudiantes, haciendo que aumente su capacidad de atención y de concentración y que disminuya el absentismo”, asegura Daikin, un jugador líder en la materia. Por tanto, los padres tienen la responsabilidad de tomar medidas que ayuden a mejorar la calidad del aire en el hogar.  

2.    La tecnología sola no basta. ¿Qué tal si pensamos en reglas accesibles nuevas? A causa de las horas de exposición frente a las pantallas, los ojos de niños y adolescentes están muy propensos a presentar molestias como sequedad ocular, visión borrosa o fatiga visual. En este caso las recomendaciones comienzan por parpadear con cierta frecuencia. Para ayudarlos, los especialistas proponen colocar un sitcker en la computadora que les recuerde parpadear. Incluso, de ser necesario usar lágrimas artificiales. Otra recomendación es seguir la regla del 20-20-20: cada 20 minutos de trabajo en computadora, descansar por 20 segundos mirando a 20 pies de distancia, es decir, a 6 metros o el punto más lejano de la habitación.  

3.    Las largas horas estudiando online pueden tener consecuencias para la columna vertebral de tu hijo al adoptar una posición inadecuada frente a su pantalla. Por lo tanto, además de proveerles una silla cómoda e idónea, es primordial incentivarlos para que realicen de ejercicios y crearles una rutina que incluya natación, ciclismo o fútbol. Se recomienda que los niños duerman acostados de lado o boca arriba, tratando de mantener la espalda recta. 

4.    La lejanía de los amigos de clase puede provocar estrés, ansiedad e incluso depresión en los niños. A esto se suma el reto que implica adaptarse a las clases virtuales y las dificultades que esto conlleva. Pensar que deberán pasar otro año más en estas condiciones puede frustrarlos. Por esa razón, los padres de familia deben prepararse y saber qué hacer ante la presencia de los posibles problemas emocionales de sus hijos. Entre las recomendaciones está aprender a escucharlos, explicarles la situación, crear un ambiente de confianza y respetar sus sentimientos sin reforzarlos. Y, lo más importante, dar el ejemplo: Si muestras frustración debido al trabajo remoto y sueles protestar al respecto en casa, es probable que tus hijos hagan lo mismo sobre sus clases.  

Fuente

Dora Rojas