Aporta su profesionalismo en aras de mejorar la situación de las personas

Su experiencia profesional ha reforzado su labor y entusiasmo por ayudar a mucha gente de diferentes continentes, idiomas y culturas en situación vulnerable.

Nicola Momentè es el director regional para Latinoamérica de Humanity & Inclusión, ONG en la que supervisa operaciones en cinco países y otros cuatro, donde trabaja a través de asistencias técnicas en Latinoamérica y el Caribe, todo con un presupuesto para este 2023 de USD 13 millones. Afirma que desde la adolescencia estuvo muy interesado en la justicia social y señala que siempre ha sentido que dar oportunidades a los demás es una responsabilidad de cada persona y por eso quiso dedicarse al activismo.

Nació en una familia de bajos recursos, “éramos humildes y estudié con becas, sin esta ayuda no lo hubiera logrado (...) Agradezco mucho las oportunidades que me dio el país en donde nací (Italia); por eso he decidido poner a disposición de los demás mis conocimientos, compartiendo herramientas y expertise para que este mundo sea un espacio en el que generemos un mayor impacto social”.

Nicola llegó a América Latina en 2006 y se estableció en Nicaragua, en el marco de una misión Centro América, en una época muy complicada en temas de nutrición y violencia. “Seguramente fue una experiencia que marcó mi voluntad de fortalecer mi experticia y profesionalismo en el sector humanitario, que se concretó con diferentes Master y misiones laborales en India, Bangladesh, Marruecos, Bolivia, Paraguay, Perú, Colombia, por periodos plurianuales; y otras experiencias más breves en Ecuador, Brasil, Panamá, Guatemala”.

Hoy, suma 17 años trabajando como director regional, coordinador regional, representante de país o director de Programa/Operaciones con ONGs Internacionales, en ocho países, dos programas regionales, en tres continentes diferentes, constantemente en relación con Gobiernos y el sector privado, ONGIs y ONGNs, donantes bilaterales y multilaterales.

Además, cuenta con un Máster en Desarrollo Económico Empresarial e Innovación, Máster en Cooperación Internacional y Desarrollo, y es Licenciado en Ciencias Políticas Internacionales.  Posee comprensión de las principales dinámicas humanitarias, de nexo y de desarrollo, en contextos complejos y multicapa, con especial atención a la localización. Está acostumbrado a trabajar en contextos con grupos armados y conflictos. Habilidades analíticas, de reflexión y de negociación aplicadas regularmente con diferentes partes interesadas; es desarrollador y gestor, acostumbrado a participar activamente en diferentes redes y laboratorios.

En los últimos años, Momentè ha profundizado la relevancia que este trabajo humanitario sea inclusivo y reconoce que Humanity & Inclusion —HI— le ha ayudado, porque es una organización que apoya la acción humanitaria inclusiva y, además, lo hace con una gran responsabilidad con las comunidades y sus donantes.

 

De su experiencia en tres continentes, ¿Qué ha sido lo más retador y lo más gratificante?

Cuando eres una persona joven, que viene de un contexto y continente totalmente diferentes, lo más difícil posiblemente es deconstruirse y aprender a escuchar, entender que todo lo que has aprendido no necesariamente te va a servir. Llegas con la confianza de tu experticia académica y profesional, con los ideales que quieres transmitir y en realidad terminas aprendiendo más tú de lo que te comparten las personas. Llegar a la consciencia de que a través de la escucha se trabaja mejor ha sido un reto y una satisfacción.

Lo más gratificante en definitiva ha sido el compartir con las personas y saber que están contentas de trabajar con HI, sienten que crecen, sienten que mejoran, sienten que aprenden, sienten que aportan en las decisiones que tomo. Hace poco, como parte de nuestro trabajo de Desminado Civil Humanitario en Colombia, entregamos el municipio de Santander de Quilichao (Cauca) como libre de sospecha de artefactos explosivos; durante el evento varias personas se acercaron a mí y tuvieron la confianza de contarme su historia y cómo HI les ha apoyado en su proyecto de vida, eso da mucho sentido a mi trabajo diario, a mi rol y a mi persona. Es impresionante reconocer los aportes y la construcción de soluciones conjuntas a problemáticas sociales en contextos de vulneración de derechos y violencias.

Ha sido muy importante también el trabajo de sensibilización a la opinión pública, empresarios, empresarias sobre la relevancia de lo que hacemos, de abogar por la inclusión, el acceso a derechos, a oportunidades y que se convenzan a apoyarnos, a brindarnos financiaciones que nos permiten impactar en la calidad de cientos de miles de familias en América Latina. Cada uno de nosotros según su competencia puede aportar de manera diferente sea como profesional en esta área, o mediante donaciones, voluntariado corporativo, asistencia técnica e ideas. Personalmente creo mucho en la creación del valor compartido en empresas. Aprecio mucho esas empresas que han dado el salto desde la responsabilidad social hacía el sistema B y la creación de valor compartido.

Cada uno, desde su rol puede aportar a la mejora de la sociedad en la que vivimos y las empresas y empresarios que las lideran pueden jugar un rol clave en ello.

 

¿Podría relatarnos una situación de su carrera profesional que haya marcado su vida?

El año pasado conocí la historia de Milagros, una niña de 3 años que llegó desde Venezuela a Colombia en el 2020 con su madre. Ella nació prematura debido a complicaciones relacionadas con la hipertensión de su mamá, y la bebé no fue colocada en una incubadora por falta de servicios médicos adecuados; Milagros contrajo una enfermedad y las articulaciones de sus piernas se vieron afectadas por la artrosis. Sus rodillas y pies ahora están doblados hacia adentro y la niña no puede usar sus piernas. Se mueve gateando y usando sus manos para movilizarse.

Es una niña muy vivaz, inteligente y curiosa por el mundo que la rodea, entabla conversación con todos, siempre está activa. Para que Milagros tenga el mejor apoyo médico posible, HI la remitió a especialistas en ortopedia y pediatría, también le dimos una silla de ruedas adaptada para facilitar sus movimientos y su integración escolar.

Milagros marcó mi vida porque yo soy papá de tres, y estoy seguro de que cada padre quiere que sus hijos e hijas puedan crecer en un ambiente feliz, digno, seguro, con oportunidades de educación, de desarrollo pleno y libre de violencias. Así debería ser con toda la niñez, su historia no solo llena el corazón, sino la mente y el cuerpo para seguir trabajando y continuar apoyando a cuanta niñez podamos.

 

En Latinoamérica y Colombia, donde ahora trabaja, ¿Cuál considera que es el gran desafío a vencer para tener sociedades más justas?

América es un continente maravilloso, por eso decidí vivir acá, es un lugar lleno de riquezas culturales y es un continente muy resiliente, la gente es muy fuerte, siempre se levanta después de una catástrofe y eso, a la vez, también la ubica en una posición de vulnerabilidad.

Afirma que,  en América Latina hay buenas prácticas, políticas de inclusión y mecanismos de acceso a derechos que son un gran potencial para reducir las brechas de inequidad y no dejar a nadie atrás.  “Así que, el gran reto para tener sociedades más justas es precisamente, contribuir a que estas personas tan resilientes salgan adelante sin mayores obstáculos a oportunidades. Cada persona que logre salir del círculo de la pobreza será un ciudadano que le aporte activamente a la sociedad y, por su puesto, al crecimiento económico y social de su región. Está en nuestras manos lograr este desafío”.

 

Las situaciones más complejas que vive la región, quizás sean el caso haitiano y venezolano, cada uno con su propia complejidad. ¿Qué acciones han desarrollado desde Humanity & Inclusion para estos países?

Nuestro trabajo se centra en salvar vidas de diferentes formas. Por ejemplo, desde el terremoto en Haití del 2010 y el del 2022 Humanity & Inclusion ha sido un líder en la respuesta humanitaria inclusiva, generando plataformas logísticas y humanas que nos han permitido un mejor trabajo tanto en acceso a las personas más aisladas, como en calidad de nuestros proyectos.

En este mismo sentido, nuestra respuesta en los otros países de América Latina (Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Cuba y Bolivia) apunta a la atención integral de niños, niñas, adolescentes, mujeres y personas con discapacidades, adultos mayores, dando acceso a oportunidades laborales a jóvenes, apoyando la rehabilitación física y emocional, apoyo psicosocial, protección contra las violencias basadas en género y algo que me gusta mucho destacar y es el desarrollo económico y la inclusión financiera de jóvenes. Esto lo hemos logrado trabajando en red con las comunidades, los socios en cada país, los donantes, el sistema empresarial y financiero y los gobiernos, lo que le permite a las personas incluirse efectivamente a la sociedad y aportar con sus conocimientos al crecimiento de la sociedad.

 

Para finalizar, si tuviera la oportunidad de cambiar “una” sola cosa en el mundo, ¿qué cambiaría?

La indiferencia. Basta con salir a la calle y observar las miles de vidas que nos rodean día a día, reconocer que no vivimos en una burbuja, que existen desigualdades, guerras y pobreza; en ese instante nos podemos preguntar: ¿qué puedo hacer desde donde estoy para mejorar el mundo en el que vivimos? Nuestra invitación es de ponernos los lentes de la inclusión y no dejemos a nadie atrás.