IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Seis hábitos que practican los líderes

Un líder es una persona capaz de inspirar a otra y que consigue que esta lleve a cabo acciones que les benefician mutuamente.

El liderazgo ha de ser algo cotidiano y aterrizado en la realidad empresarial e institucional. Es la consecución de los objetivos poniendo a las personas en el centro. El líder, por tanto, es alguien que ayuda y acompaña a otros a que consigan sus objetivos, pero también debe conseguir los propios para que ambos se sientan mutuamente orgullosos de lo alcanzado.

Si pensamos en las principales características que debe  tener un líder, se me ocurren seis principales:

La primera, debe de ser, sin duda, el equilibrio. Si un líder se deja llevar por las emociones negativas, el estrés le puede y no gestiona adecuadamente la adversidad, difícilmente podrá liderar a otros. El equilibrio implica tener una buena inteligencia emocional y, sobre todo, moverse adecuadamente en los diferentes ámbitos en los que interacciona con otros: trabajo, familia, amigos, hobbies, etc.

En segundo lugar, ese equilibrio debe llevarle a la congruencia. Un líder es una persona que hace lo que dice que va a hacer, que nunca promete cosas que no vaya a cumplir y que no “sobrevende” algo para conseguir que los demás lleven a cabo acciones que le beneficien. Esta segunda característica quedaría definida con la frase, “el líder debe llevar a cabo aquello con lo que se compromete.“

En tercer lugar, un líder lidera con el ejemplo, es decir, no escurre el bulto cuando las cosas se ponen feas, sino que es el primero que afronta las situaciones por difíciles que estas sean y empieza a trabajar en su solución, haciendo que los demás le sigan.

En cuarto lugar, un líder tiene claro a dónde va y, lo que es mejor, es capaz de transmitirlo a los demás. El líder sabe cuál es su objetivo y desde allí traza el camino para llegar a conseguirlo. No se deja guiar por el miedo, sino por la posibilidad de conseguir objetivos, si cabe, más retadores. Esto, que a priori parece muy básico, engloba una capacidad elevada de visualizar lo que se quiere conseguir y además hacer que otros también lo visualicen.

En quinto lugar, un líder escucha desde el respeto, desde la comprensión de lo que su interlocutor está diciendo, cómo lo está diciendo y, sobre todo, por qué y para qué lo está diciendo. Si el líder escucha y fomenta un liderazgo participativo, conseguirá que los demás le aporten diferentes puntos de vista, que le permitan observar la realidad desde otra perspectiva.  Esto no implica que al final sus decisiones dependan de lo que digan otras personas o de la democracia dentro del equipo. A través de la escucha el líder será capaz de tomar la mejor decisión posible. Además, si la solución proviene de su equipo, estos estarán todavía más involucrados en la puesta en marcha de la misma.

En sexto lugar, el líder siempre da feedback a su equipo sobre el rendimiento que este está llevando a cabo, es decir, les dice lo que están haciendo bien y lo que se puede mejorar o hacer de otro modo. El líder celebra con su equipo cuando se han conseguido los resultados esperados y analiza dónde se han cometido errores para aprender de estos y no volver a repetirlos.

En definitiva, todos podemos liderarnos a nosotros mismos. Liderar a otros es un proceso de aprendizaje continuo, donde la actitud es clave para hacerlo con éxito.

Seis hábitos que practican los líderes