IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Somos la cura del COVID-19, ¡asúmelo y actúa!

Por un momento, esta ciudad se vio atrapada en el tiempo con aproximadamente 11 millones de personas obligadas a estar en sus hogares con el único objetivo de detener la propagación del virus, y finalmente juntos lo lograron.

La crisis por el coronavirus al parecer no tiene fin en Italia, donde las víctimas fatales se aproximan a las seis mil personas, el 39 % del total de muertes en el mundo, en un lapso de 31 días desde el primer caso detectado en la ciudad de Codogno, a unos 60 kilómetros de la ciudad de Milán. Hasta el momento, Italia es el país más golpeado de Europa, y supera a China en números de caídos, por lo tanto, encabeza la lista de mayores muertes por COVID-19 en el mundo.

Acorde al seguimiento que está llevando a cabo la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los países del continente Americano tienen casos de personas diagnosticadas con el COVID-19, el último en la lista fue Haití con dos casos reportados hasta el momento.

En esta publicación me enfocaré en abordar la realidad de la República Dominicana, donde el número de casos confirmados hasta el 24 de marzo asciende a 312, seis víctimas mortales, 661 descartados y 2 casos recuperados, según el boletín especial no. 5 del Ministerio de Salud Pública.

El objetivo de las autoridades de salud del país es frenar la curva de propagación del COVID-19. Cada día que pasa es crucial para poder lograr esta meta, puesto que días perdidos representan más casos diagnosticados y mayores números de víctimas.

Buscando detener la rápida propagación del virus, el Estado dominicano ha tomado múltiples medidas en el transcurso de la semana, entre la que mayor se destaca es el Decreto 135-20 que declara ¨toque de queda¨ en todo el territorio nacional desde las 08:00 p. m. hasta las 06:00 a. m., sin embargo, los dominicanos y dominicanas han acatado tímidamente esta disposición presidencial.

Estamos frente a un escenario que va más apresurado que cualquier posibilidad de acción y reflexión. Ahora bien, este hecho desfavorable no nos debe llevar a la hemiplejía nerviosa o a la abstención obsesiva del pensamiento, es decir, no hacer nada.

China ha actuado por imposición acompañado de sus fuerzas militares, y República Dominicana no debe ser la excepción; la salud pública no se puede poner en juego por unos cuantos ciudadanos que han tomado con ligereza, lo que se pudiera considerar desde ya, una de las enfermedades más mortales de los últimos 75 años, según la Naciones Unidas.

El COVID-19 seguirá avanzando sin distinguir clases sociales, razas o continentes, para luchar contra este "enemigo de la humanidad", como lo calificó la OMS, las medidas deben ser más drásticas, y a continuación enumero algunas de ellas basadas en la experiencia de esa nación asiática:

  1. Limitar a una sola persona por familia para que haga las diligencias necesarias (compras del supermercado, farmacias, entre otras).
  2. Limitar el transporte público en su totalidad, y garantizar sustento a este sector económico de la población.
  3. Solo conceder permiso de seguir operando a empresas o instituciones de salud, alimentos, eléctricas, telecomunicación, medios de comunicación, combustibles, transporte de alimentos, seguridad privada, entre otros.
  4. Descentralizar hacia las provincias la prueba del COVID-19, con el objetivo de evitar los traslados y cúmulos en los hospitales y clínicas del Gran Santo Domingo. Además, de aumentar el número de laboratorios autorizados a realizar la misma.
  5. Revisión de temperatura de los ciudadanos que estén autorizados a circular, según lo enumerados en los puntos 1 y 3.
  6. Entrega de alimentos a domicilio a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
  7. Y, por último, ampliar el alcance del toque de queda a 24 horas, permitiendo la circulación de los ciudadanos y medios de transporte mencionados en los puntos 1 y 3.

Sin embargo, el éxito de estas medidas a largo plazo no se puede dar por sentado. Todos los sectores, sociedad civil, empresas, empleados, debemos asumir que somos la cura del COVID-19 y actuar para que al igual que Wuhan, podamos ver la luz al final del túnel.

Y al final, muchos se preguntarán: ¿cómo puedo ayudar? ¿qué puedo hacer? La respuesta es sencilla: ¡quédate en casa! Cuídate y cuida a los demás.

Fuente

Ing. Jeffrey Medina Rivas, MBA