Vale destacar que no solamente es el daño en sí de la humareda, sino también, hay unas cuatro mil toneladas de basura aproximadamente que se vierten diario en el vertedero, es decir, unos 200 camiones de basura que interactúan diariamente, y que ahora no se están vertiendo en el lugar, y probamente esa basura se está colocando en otro espacio que no cuenta con las condiciones medioambientales requeridas, lo que se convierte en un daño colateral.

El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC, por sus siglas en inglés y el Ministerio de Salud Pública de R.D., recomiendan ante escenarios como estos, las siguientes medidas:

1. Mantenga el aire en interiores tan limpio como sea posible. Mantenga cerradas las puertas y ventanas.
2. Evite inhalar el humo directamente. Utilizar una mascarilla o un tipo de pañuelo o en su defecto una tela humedecida evita respirar el humo directamente; funcionan como un filtro.
3. Evite las actividades que aumenten la contaminación del aire interior de su hogar.  Prender velas, incienso o velones aumentan la contaminación en el interior de su hogar. 
4. Protéjase cuando haga la limpieza. Pasar la escoba o aspiradora revuelve las partículas que ya están dentro de su casa, lo cual contribuye a la contaminación del aire en el interior. Trate de mojar las superficies antes de proceder a limpiarlas.
5. Los niños necesitan una protección mayor. Las vías respiratorias de los niños todavía están en desarrollo y ellos inhalan más aire por libra de peso corporal que los adultos, por lo tanto, debemos ser más exigente con que estos cumplan las medidas antes mencionadas.

Ante cualquiera de los escenarios que mencionaremos a continuación, el Ministerio de Salud Pública, recomienda que visites su centro de salud más cercano: pérdida de la conciencia, mareos, náuseas, vómitos, debilidad, dolor de pecho, dolores de cabeza, latidos cardíacos acelerados, tos persistente, dificultad para respirar, silbidos al respirar, ataques de asma, irritación en los ojos, conjuntivitis o sensación de tener arena en los ojos.