IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Sobre los acuerdos en las empresas familiares

 

Esta situación aparentemente grave por la magnitud de la cifra en juego y por la denuncia penal por un presunto delito me hizo reflexionar sobre el trabajo que estamos haciendo los consultores en empresas familiares.

Una de las consultas más comunes que recibo es la preocupación de los padres en referencia al futuro para evitar que el día de mañana haya "conflictos entre los hermanos". Quizás sea una preocupación mayor que la de la continuidad del negocio.

El protocolo empresa / familia, que muchas firmas comenzaron a implementar hace unos años, habitualmente asesorados por un consultor externo, es un acuerdo de voluntades de todos los miembros de la familia (trabajen o no en la empresa) sobre cómo se resolverán los asuntos en el futuro. Es un instrumento muy noble cuando se construye con la participación de toda la familia y el acompañamiento del consultor que facilita los diálogos y las conversaciones. Si bien existen bases comunes, el protocolo es un producto singular para cada familia, lleva la impronta de su propia historia y cultura.

Los temas que incluyen son diversos y predominan algunos, según el momento evolutivo y los intereses tanto de la empresa como de la familia.

Pero quiero tocar un punto importante muchas veces no tenido en cuenta por las familias ni por los profesionales. Desconozco si la firma de la solicitada llevó adelante su protocolo en algún momento. Sea tanto que sí como que no, algo falló.

Quiero llamar la atención sobre esto. Algunos pueden creer que el protocolo es un producto cerrado y terminado, si fuese así sería "letra muerta" porque no estaría acompañando la natural evolución tanto de la empresa como de la familia. Por lo tanto con la firma del protocolo se cierra una parte del proceso, pero es solo el comienzo, si no actualiza, si no acompaña los cambios, si el consultor/asesor no realiza el seguimiento adecuado y educa a la familia en ese sentido pueden surgir problemas serios y dificultades sobre temas que observados y advertidos a tiempo pueden resolverse de un modo sencillo y a bajo costo.

Se pueden prever muchas cosas, pero nada ni nadie nos puede garantizar una seguridad a futuro. Esto no le quita nobleza al protocolo siempre y cuando lo tomemos como un material "vivo" que debe ir acompañando los cambios de la familia y la empresa.

*Eduardo Press. Consultor en Empresas Familiares.

epress@epconsultores.com

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Fuente

Eduardo Press