Sostenibilidad: ¿mito o realidad?

En los últimos años, hablar de sostenibilidad se ha vuelto una constante en todos los ámbitos, sectores e industrias. Esto ya ha llegado a tal punto que hoy –en muchas ocasiones– ya no es tan fácil entender si el concepto está o no bien aplicado.

De acuerdo con la Real Academia Española, al utilizar el adjetivo ‘sostenible’ se hace referencia a algo que se puede sostener, y en una segunda definición señala que: “Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente”.

Lo anterior, sin duda, invita a pensar que la necesidad global de acercarse a la sostenibilidad y evidenciar que ‘todos’ están adelantando acciones en esa línea para aportar a la preservación del planeta, ha llevado a que alrededor de este principio existan diversos mitos y realidades.

Al respecto, Wilson Ibáñez, CEO del Grupo de Inversiones Arquib (organización que asesora de manera integral a los emprendimientos en su etapa temprana), afirma estar seguro de que esos mitos nacen cuando se trata de forzar el apellido ‘sostenible’ en algo que no lo es pero que suena bonito y es comercializable. Y, por otro lado, se está desconociendo lo verdaderamente ‘sostenible’, que no se asocia a algo tangible y, por ende, no se ve como una realidad.

“En el plano empresarial, normalmente, se entiende que un negocio o empresa es sostenible cuando es rentable y esa rentabilidad se proyecta en el tiempo con números positivos, lo cual le permite perdurar en el tiempo. Este aspecto es un mito, pues quedan a la sombra los impactos bien sea negativos o positivos que la sociedad y el medio ambiente son impactados por la generación de utilidades o de crecimiento de la empresa”, explica el directivo.

De igual manera, considera que esto puede pasar cuando se aborda solo el concepto para indicar que un proyecto es ambientalmente sostenible, o socialmente responsable, porque no necesariamente es económicamente eficiente y no trascenderá en el tiempo.
“Si no incorporamos las tres variables siempre estaremos hablando de mitos y no de realidades en términos de sostenibilidad”, precisa Ibáñez.

En ese sentido, para el CEO de Arquib, la sostenibilidad se ha convertido en un ‘adjetivo’ comercial y no estrictamente en el reflejo de una realidad. Según anota, en el ámbito empresarial, muchos empresarios se ufanan en juntas, presentaciones y charlas al presentar sus negocios como sostenibles cuando generan utilidades, crecimiento, cobertura, acaparan mercado y sus proyecciones son estupendas en lo económico y allí ponen el punto aparte.

“Nos embelesamos con ello y olvidamos los otros dos conceptos de la balanza: la sociedad y el medio ambiente, que pasan a un segundo plano cuando deberían compartir el protagonismo. Sin embargo, ya existen varias empresas que lo hacen bien y parten al revés en sus presentaciones, compartiendo cómo han sido sostenibles, cómo han impactado a la sociedad y al medio ambiente, y cómo eso les ha representado generar valor y réditos a nivel económico”, destaca Wilson Ibáñez.

Arquib se han comprometido con destinar recursos humanos y económicos en beneficio de la sociedad.

Con relación a lo que significa para Arquib la sostenibilidad, su CEO manifiesta que es el equilibrio que existe entre lo social, lo ambiental lo económico, y que permite como sociedad mantenerse o crecer, y que se hecho lo incorporaron en su propósito ‘creciendo juntos’.

Por ejemplo, agrega, las compañías son sostenibles cuando en el ejercicio de su actividad económica son financieramente eficientes, generando una utilidad, pero creando también acciones que beneficien a la sociedad y al medio ambiente, bien sea potencializando su impacto positivo o compensando el negativo para que se conserve ese equilibrio.

“Por esta razón, para remitirnos a la realidad del concepto de ‘sostenibilidad’, siempre tendremos que analizar la operación equilibrada en esa triada: económica, social y ambiental”, asevera.

Por otra parte, frente a las acciones que adelanta esta organización en esa línea, el directivo sostiene que en Arquib, desde sus inicios, estuvieron convencidos de generar valor en equilibrio con la sociedad, el medio ambiente y los intereses económicos de los accionistas y de los grupos de interés.

Para ello, revela que han sido disciplinados, transparentes y éticos en el ejercicio de obtención de utilidades, y se han comprometido con destinar recursos humanos y económicos en beneficio de la sociedad, apoyando programas sociales de fundaciones que promueven proyectos de generación de ingresos a partir del arte y que sacan de escenarios de vulnerabilidad a jóvenes entre los 7 y 17 años.

De igual manera, son conscientes de que la educación y el deporte son claves en la construcción de tejido social y apoyan proyectos encaminados a ese fin, y que además generan inclusión, equidad y oportunidades de desarrollo.

“A su vez, medimos el impacto negativo que día tras día tenemos con nuestros vehículos, residuos y demás factores de contaminación. Por eso, desde lo ambiental, apoyamos siembras o reforestación de zonas que mitiguen el impacto generado. Todo ello nos permite operar en equilibrio y con responsabilidad”, puntualiza Wilson Ibáñez.